Droga que me mientes en vena,
que me sonríes ciega...
- Sol, ¿de verdad merece la pena,
dejar a la luna durmiendo,
cayendo la nieve fuera?
Sentada en la acera,
tierna, dormilona y agazapada
entre baldosas pisadas llenas de monedas
piensa:
- No necesito más
de lo que el propio brillo de mis ojos
me presta... Sólo un inciso:
vistos los deseos del ser humano y listo.
Y la luna
no volvió a inquietarse en su cuna.
Sólo dejó
que el aleteo del vuelo de los pensamientos
hiciera de su triste figura,
una luna bella, a más, su bella ternura.
Droga que me mientes en vena,
que me sonríes ciega...
Alejandro Victoria Romero
No hay comentarios:
Publicar un comentario